Marcel Proust solía decir que "El único verdadero viaje de descubrimiento consiste, no en buscar nuevos paisajes, sino en mirar con nuevos ojos".

Pero, ¿dónde encontrar esos nuevos ojos?... Esa búsqueda precisa ya de un viaje. El viaje comienza, no luego, sino antes de poder mirar con nuevos ojos. El viaje está antes que todo porque todo lo que ocurre se produce a la vera del camino. Esperar a que algo ocurra para entonces comenzar el viaje es como esperar que el producto exista antes que el proceso en el que se produce. Entre el sujeto y el movimiento no hay más que un pequeño y terrible vacío. Cuando se lo abraza ya se está del otro lado. ¡Pero qué difícil animarse!

La ansiedad pretende que un salto nos coloque inmediatamente en el destino. ¿Cómo acceder entonces a soltar amarras en el presente para investigar lo que nos acompaña en este instante? Para eso hay que comprender que el destino llegará de todos modos, y acaso nos encuentre mejor cuanto más hayamos sabido recoger en el viaje. Múltiples y profusos encuentros que ocurren como por azar lo comprobarán.

Comentarios

Claudio ha dicho que…
Me gustó tu blog, saludos.
Eli ha dicho que…
Destino, destino, destino...
Sí, yo ya me estoy convenciendo de que existe. Después de todo, no existen las casualidades, sino las cAUsalidades :)

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