Entradas

Mostrando entradas de diciembre, 2008
La encontré a Tamara una vez, estábamos en un parque. La vi (caminaba sola), sonreía. Me acerqué para seguir sus pasos en connivencia con su espalda y su cuello entre sus rulos había miles de disquisiciones jocosas. Cuando frenó a la vera de una esquina me puse a su lado el semáforo hacía tic-tac y en sus ojos una centena de fuelles bombeaban. Y justo cuando todos retomaban la marcha estalló en sus virilurrios una carcajada inmensa. Se retortijó terriblemente allí mismo pero sin perder el alborozo de risa y calló como un feto en el suelo. Y mientras yo no atinaba a tocarla para preguntarle si todo estaba en orden ella se fue calmando hasta casi dormirse sobre la vereda con una sonrisa en los labios. Gonzalo Cunqueiro

Sobre el azar

Imagen
Como buen psicólogo argentino, la obra del psicoanalista francés Jacques Lacan (1901-1981) no me es indiferente. En el intento de estudiar su Seminario número 11, me topé con la referencia a los conceptos aristotélicos de tyche y automaton , que pueden traducirse por azar y espontaneidad respectivamente. Para tratar de entender mejor esos conceptos fui al texto de Aristóteles ( 'Física' ), pero lo cierto es que luego de leerlo me encontré más perdido que antes. Se me ocurrió entonces buscar en la web alguna página que pudiese ayudarme. En esa búsqueda encontré un artículo que no hablaba para nada de Aristóteles o Lacan, pero sí del azar, la teoría del caos, y su relación con la filosofía del matemático y lógico estadounidense Charles Peirce (1839-1914). Puesto sobre la pista del caos, recordé un librito que tenía en mi biblioteca, Las leyes del caos , escrito por uno de los padres del estudio de los procesos irreversibles, Ilya Prigogine (1917-2003), químico de origen ruso,

Trazumos

Las vertientes las órbitas han perdido la tierra los                 espejos los brazos los muertos las amarras el olvido su máscara de tapir no vidente el gusto el gusto el cauce sus engendros el humo                  cada dedo las fluctuantes paredes donde amanece el vino las                 raíces la frente todo canto rodado su corola los muslos los tejidos los vasos el deseo               los zumos que fermenta la espera las campanas las costas los trasueños los huéspedes sus panales lo núbil las praderas las crines la lluvia                   las pupilas su fanal el destino pero la luna intacta es un lago de senos que se                 bañan tomados de la mano Oliverio Girondo "En la másmedula"