Múltiples cosas deben hacerse para remediar estados no óptimos.
Por ejemplo relamer las alabamas que se quedan pegadas en los juncos
a la vera de los parques.

Lo mejor nunca será martillar caminos huecos bajo techos de llovizna
ni orillar arroyos los días nublados.
Hay que relamer el pasto cual vaca, saborénadose de aromas los ojos
y restregándose colores en las caderas.
Pero si de todas formas asoma una lágrima
¡Ojo!

puede ser el corolario de un río.

Gonzalo Cunqueiro

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